«120 Days of Sodom Manfred Zylla»: de la serie al libro.
septiembre 11, 2015Indies, hipsters y un compositor ochentero.
octubre 7, 2015El 15M inició un cambio social y político en la población española. De allí surgieron partidos como Podemos, que han conseguido replantearse la situación actual y poner el sentido común por delante del tradicionalismo político del país.
por Ana Ibares Frías
as manifestaciones del 15M despertaron a los españoles de un largo letargo y sus réplicas, en países como Turquía, demostraron que la población abría los ojos ante la crisis que vivía y que no iba a quedarse impasible ante las acciones de los políticos.
La sociedad española anteriormente parecía observar desde fuera la situación por la que pasaba su país. España cambiaba de forma alternativa entre los populares y los socialistas y, con mayor o menor concienciación, se hablaba de tradicionalismo, de falta de cambio y de programas políticos desactualizados, pero se seguían asumiendo los resultados con normalidad. Todo eran habladurías y nadie se disponía a quitarle el cascabel al gato.
La corrupción, la crisis social y política invadían los partidos y los informativos empezaban a mostrar una realidad que cada vez se hacía más patente sin tener en cuenta ideologías. El 15M cambió la estructura política y con sus asambleas colectivas y sus círculos comenzaron a replantearse los problemas sociales.
Y parece que esta disposición a dejar sin cascabel a los políticos, y decir en voz alta lo que toda la población pensaba, fueron las claves para que Podemos (o partidos similares que aparecerán más tarde) hayan conseguido un éxito absoluto en un periodo tan corto de tiempo. Pero como muchos especialistas han destacado, Podemos ha utilizado una herramienta que les ha hecho populistas: la televisión. El 15M plantaría el germen de este nuevo activismo; pero la verdadera estructuración del pensamiento ciudadano, la creación de Podemos y la ocasional aparición de su líder, Pablo Iglesias, en los principales programas de debate político de televisión supusieron la popularización de la nueva política del cambio. Aún así, Armando de Miguel, sociólogo especializado en política, cree que “no es la causa fundamental del populismo. Éste viene por una especie de vacío que han creado los partidos tradicionales, que no han sabido evolucionar, y ese vacío lo llenan los partidos populistas como Syriza, partido liderado por Alexis Tsipras en Grecia, o Podemos”.
Como el politólogo Fran Delgado destaca también, es necesaria una estructura diferenciada a los otros partidos: “…el reparto de roles y la actividad de los principales representantes de Podemos ha sido perfectamente diseñada. No se puede olvidar que hablamos de politólogos, profesores universitarios que son científicos sociales.” Pero además vuelven a la antigua idea del centralismo. Evitan situarse a la derecha o a la izquierda para demostrar que su labor se basará en el interés común de la ciudadanía. Este punto es importante ya que los españoles sienten que no son políticos alejados de la realidad social y, de alguna manera, están trabajando por el bien del pueblo. Ellos mismos formaron parte de las manifestaciones del 15M y eso aumenta la credibilidad y la confianza en el partido.
Los numerosos casos de corrupción política, las «tarjetas black» y los recortes en los recursos básicos han ayudado a que partidos de la nueva política hayan llegado tan lejos. La población necesitaba alguien que respondiera por ellos pero que lo hiciera desde dentro de las instituciones de poder.
Crearon la marca Podemos con palabras claves como «casta», «centrismo», «común»… y discursos mediáticos que no tenían propuestas definitivas pero sí buenas preguntas y argumentos. En las elecciones municipales del 24 de mayo de 2015 protegieron esta marca como auténticos estrategas de la comunicación política. El partido se presentó en numerosas regiones bajo lemas similares pero con diferente nombre, apoyándose en el programa electoral y, a la vez, huyendo de la influencia de su propia reputación mediática. De esta manera, si no conseguían votos no se les relacionaría, pero si ganaban se llevarían todo el mérito. Aunque este hecho ha sido criticado por los partidos opositores, ha supuesto que los votantes de algunas comunidades realizaran el acto democrático previo de leer los programas electorales sin estar coaccionados por el nombre del partido. En este caso, el desconocimiento ha permitido que las propuestas vayan por delante de los nombres.
Y aquí tenemos un factor importante. Las propuestas pisan el suelo y los ciudadanos por primera vez entienden lo que los políticos están diciendo. El politólogo Fran Delgado explica que han simplificado la realidad para que sea entendible para cualquier persona, con independencia de su situación cultural o socioeconómica. Y además “han involucrado a los ciudadanos de forma activa en la política. Les han convertido en ciudadanos informados.” Podemos y otros partidos del nuevo enfoque político destacan por la variedad de posiciones que representan y en la participación reactiva de la ciudadanía que les permite decidir. Las coaliciones entre asociaciones, partidos e ideologías cercanas demuestran que existe algo parecido al centro político ideológico y que puede provocar el cambio de ayuntamientos y estructuras de gobierno que se habían estancado.
Aunque el caso español es bastante destacable y ha traído una realidad de posibilidades de cambio, la nueva política ha invadido la Unión Europea y Grecia es el ejemplo de que se puede hacer frente a las instituciones tradicionales. Alexis Tsipras partió de la premisa de que quien crea la crisis tiene que arreglarla. Y de esta manera, creyó que el pueblo – mayor afectado por los recortes y por la precariedad – debía decidir si seguir o no los planes de la Unión Europea. Casi 11 millones de griegos dijeron que “no” a las medidas propuestas por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Europeo a cambio del desembolso del rescate.
Pablo Iglesias apoyó esta decisión y siempre ha estado cerca de Syriza, aunque no todo son similitudes entre ellos. En primer lugar, porque Syriza es un acrónimo de Coalición de Izquierdas Radical. Por lo tanto, este partido se sitúa en la diferenciación clásica de ideologías. En cambio Podemos ha declarado muchas veces estar fuera de esa clasificación: “Nosotros aspiramos a estar en la centralidad del tablero”, destacaba Íñigo Errejón en una de sus intervenciones. Además, Podemos no es una coalición de partidos, mientras que el partido heleno incluye a varios grupos políticos comunistas y de izquierdas.
Aunque no coinciden en algunos detalles, ambos dan importancia a la deuda pública como uno de los principales problemas que soportan las economías española y griega. Además, los dos partidos pretenden “recuperar para el pueblo la soberanía nacional” y en sus discursos predomina la austeridad como sistema de reforma económica.
Finalmente, Pablo Iglesias lo ha conseguido y este 24 de julio se ha declarado oficialmente como candidato a la Moncloa para las próximas elecciones generales. Ahora es cuando realmente Podemos tiene que demostrar que ha logrado cambiar la mentalidad política de España. La carrera entra en su recta final y aunque parece que sus agrupaciones municipales y locales han dejado buena huella en los distintos ayuntamientos, ahora se enfrentan al reto de gobernar todo un país. Las últimas encuestas siguen encabezadas por el PSOE y PP, con un 23.5% y un 23.1%, respectivamente. A distancia se situarían Podemos y Ciudadanos, separados por dos puntos (18.1% y 16.0%) Esta misma encuesta califica a Pablo Iglesias como un líder poco valorado. ¿Será que la mediatización de Podemos ha “matado” a su líder y ha dejado tan sólo sus ideas? Podemos parece estar desinflándose a nivel nacional dando paso a cambios más pequeños pero más efectivos y a líderes menos mediáticos pero más cercanos a la sociedad.