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Normalmente, tras el «amén», va un final. Ya sea una frase o un evento litúrgico. Pero para Francesco Gabbani, el olvidado de la música italiana, ha sido el pistoletazo de salida que ha dado comienzo a una carrera en el mundo de la música internacional.
Cuando en 2016 su canción fue descalificada, por error, del Festival de San Remo, algunos amantes de las conspiraciones se alzaron, alegando que algún tema político encubierto debía haber llevado a la Rai, la televisión estatal italiana, a tomar esta decisión.
En realidad, se trataba simplemente de un error informático. Su canción «Amen» ganó en la categoría de nuevos talentos. La letra del tema era un poco irreverente: «Resolvemos todo con un ‘amén’«. Pero su ritmo electrónico gustó al público. Se trataba de uno de esos éxitos que unen a un país, por otro lado tan fragmentado en tantos ámbitos.
El cantante, así, produjo un nuevo disco e hizo un tour por toda Italia. Hasta compuso la banda sonora del largometraje «Poveri ma Ricchi» («Pobres pero ricos«).
La carrera de Francesco Gabbani comenzó con el grupo Tricobalto, que debe su nombre a la fórmula química explosiva que se consigue con cobalto triple. En una ocasión fueron teloneros de Oasis en Milán. En 2010, Francesco continuó en solitario y en 2016 consiguió el premio de la crítica en el citado Festival. El resto es historia. Este año, como participante de la competición principal, no solo volvió a hacerse con este galardón, sino que triunfó ganando el primer premio. «Occidentali’s Karma» le dio el derecho a representar a Italia en Eurovision 2017, en Kiev. Y, al parecer, hasta el The Sun lo da como favorito.
Gabbani afirmó en varias entrevistas que estaba a punto de dejar la música cuando se presentó al Festival. Y allí se plantó, ante una audiencia conformada por celebridades de la televisión y periodistas, y les advirtió: «He venido para haceros bailar«.
La actuación iba acompañada por un bailarín que imitaba a un gorila y realizaba una divertida coreografía. Desde entonces, YouTube se ha llenado de vídeos espontáneos de gente imitando ese baile, desde abogados hasta monjas, todos bailando el «Occidentali’s Karma«. Su mensaje ha traspasado fronteras, y su canción cuenta con más de cien millones de reproducciones.
El tema debe su éxito a su frescura, a su mensaje transmitido pero no impuesto, y a su ritmo pegadizo. La canción en sí está pensada para que te suba el ánimo. La idea del simio la tomó del zoólogo y artista inglés Desmond John Morris, que afirmó que el hombre era el único simio desnudo (puesto que no estaba cubierto de pelo).
La coreografía que creó Gabbani se ha convertido en un modo de satirizar la forma de vivir en el mundo occidental.
Resulta curioso que esta canción italiana haya triunfado sin tener en su letra las palabras «cuore» o «amore«. No hay que olvidar que el Festival de San Remo ha sido el trampolín al éxito de estrellas internacionales como Andrea Bocelli, Laura Pausini, Eros Ramazzotti o Il Volo. Todos ellos son intérpretes de melodías típicamente italianas.
Paradójicamente, ahí está la belleza de la canción de Gabbani: no cae en el cliché de la herencia de la música italiana, sino que trae otro aspecto de su cultura.
«Occidentali’s Karma«, o como ha sido traducido para Eurovision, «Western’s Karma«, habla de modas, de la subjetividad del punto de vista de la cultura occidental con respecto a sí misma… Por desgracia, parte de las sentencias de la canción han sido cortadas, para adaptar la duración a los parámetros del certamen. No se trata de una mera canción pop, sino que su letra tiene algo profundo e importante que decir.
No sabemos aún si ganará, pero está claro que puede convertirse en todo un éxito del verano de 2017. No me cuesta imaginar a gente festejando el calor y los amigos en una playa, imitando la divertida coreografía.
https://www.youtube.com/watch?v=CsYg3_EdPh4
Así que podemos decir que Francesco Gabbani no es solo una cara bonita, sino un inteligente músico y compositor que ha encontrado una manera de hacer transcender un mensaje más allá de las fronteras, las generaciones y las nacionalidades. Un mensaje universal, una necesidad de que todos volvamos a un estilo de vida más orgánico.
¡Solo nos queda desear mucha suerte a Francesco en Kiev, el 13 de mayo! OMMMMM!