DOS EXCELENTES OBRAS SOBRE LA ÚLTIMA COLONIA AFRICANA
enero 16, 202010 Festival Internacional de Cine Politico en Argentina
mayo 22, 2020Durante estos días de confinamiento, debido a la pandemia del Covid-19, he tenido la oportunidad de leer, por fin, el libro “TELLA. En busca del caramelo”, de la saharaui, Mahayouba Mohamed Salem.
Tuve la ocasión de asistir a su lanzamiento el 17 de octubre pasado en Barcelona.
Debido al trabajo acumulado y lecturas pendientes, no ha sido hasta ahora que he podido leerlo y, francamente, llego a saber, el impacto que me iba a dejar su lectura, que no me habría demorado tanto y lo hubiera hecho el mismo día que me hice con él.
Mahayouba Mohamed Salem se adentra crudamente en la tragedia de su pueblo desde la visión de una niña de 10 años que de la noche a la mañana se ve obligada a dejar su casa de forma traumática, donde los ocupantes no sólo acaban, de manera cruel, con su inocencia y dignidad sino que le arrebatan a sus padres y hermano, en definitiva, todo su mundo.
El modo de que Tella, la niña protagonista, va explicando los terribles acontecimientos, casi indescriptibles, en que se va sumida inexplicadamente, te hace recordar cuantas vidas se vieron truncadas y rotas, por la mala política descolonizadora española, en relación a su antaño “querida provincia del desierto”.
Cuando las tropas marroquíes se adentraron ilegalmente en el Sahara Occidental, España, que todavía seguía siendo la potencia administradora de dicho territorio (y que actualmente, según dictamen de Naciones Unidas sigue siéndolo de iure), miró hacia otro lado ante todas las atrocidades y salvajadas que sus “amigos” marroquíes cometían hacia los saharauis – considerados españoles, entonces, a todos los efectos.
El paso de los años y décadas han “normalizado” la situación precaria de los saharauis y los campamentos. Tindouf ya forma parte, por desgracia, del día a día.
Detrás de estos refugiados que sobreviven gracias a su tenacidad y paciencia, existen múltiples de historias terribles como las de Tella y su familia. Son familias que tenían una vida y sus hogares, y que fueron, sin previo aviso, expulsados de su país de una manera terrible y atroz. Los marroquíes llegaron a bombardearlos con napalm en su huida. No los querían vivos. Invadieron sus casas con impunidad y con la complicidad española y trajeron colonos de Marruecos para intentarlos sustituir.
Los saharauis, que no lograron huir y se pudieron salvar de las atrocidades de los ocupantes, se han convertido en minoría en su propio país y sufren a diario las humillaciones y represión de las fuerzas de ocupación que controlan más de dos tercios del territorio. A pesar de la tragedia sufrida por el pueblo saharaui, el mismo ha demostrado una entereza y dignidad ejemplar, digna de admiración.
La propia autora, nacida en los campamentos de refugiados saharauis, ha sufrido la tragedia con la muerte de su hermano Jalihina, de apenas 24 años, durante la guerra saharaui marroquí.
La lectura de su libro te transporta de forma real y cruda a lo que debieron de sufrir, durante las primeras semanas de la invasión marroquí, en las cuales, miles de saharauis se vieron sorprendidos ante una brutalidad indescriptible – como la vida de mayores, niños y ancianos se vería truncada, de repente y radicalmente, sin previo aviso.
Se debe ser muy valiente y fuerte para soportar lo que ellos sufrieron y siguen sufriendo hasta el día de hoy. Hay que recordar que los campamentos saharauis de Tindouf están ubicados en la zona más inhóspita de la hamada argelina. Ver lo que llegaron a ver y sentir, nunca se podrá olvidar.
Pero a pesar de los asesinatos, vejaciones, violaciones y torturas, enseguida lograron unirse durante su huida al exilio y han conseguido ser reconocidos como un estado soberano, él cual es miembro fundador de la Unión Africana. La República Árabe Saharaui Democrática, que controla casi un tercio del Sahara Occidental, sigue vigilante y luchando, de forma pacífica, a que se cumpla, una vez por todas, la legalidad, que es un referéndum de autodeterminación.
Este libro – de lectura rápida, pero intensa – es indispensable para entender la tragedia saharaui. Desde la visión de la pequeña Tella, el lector se ve transportado a la carnicería de la llamada “Marcha Verde” que realmente se tendría que llamar “Marcha Roja”, por tanta sangre saharaui inocente que fue derramada.
Tella, como cualquier niña de su edad, lo explica de manera clara y pura que no acaba de entender porque vienen unos hombres muy malos a su aldea y les quitan todo sin motivo alguno. No entiende porque hacen todo eso; porque les arrebatan su mundo sencillo y tranquilo; porque deben huir de repente, a mitad de la noche, dejándolo todo, y caminar días y días sin casi agua ni comida; porque los atacan a traición, lanzándoles bombas y disparándoles a ellos, que no han hecho nada, pero que deben huir a un sitio seguro para que no les hagan más daño.
Tella lo explica muy bien desde su óptica de niña inocente y lo consigue. Cualquiera que lea la narración de Tella empatizará con ella y con su pueblo. Todo se describe de tal forma que es imposible no sentir solidaridad y amor con este pueblo tan maltratado.
No se debe olvidar que el Sahara Occidental sigue siendo oficialmente, según la ONU, la colonia más extensa de las 17 que todavía existen hoy en día. No hablar de la misma es hacer el juego a Marruecos para que siga, impunemente, explotando sus recursos y maltratando a sus habitantes.
No me cansaré nunca de afirmar que España tiene una deuda con el pueblo saharaui que algún día debería saldar. Gracias a obras como esta, escrita por una saharaui, se da visibilidad a este conflicto olvidado por los grandes medios.
Una buena señal de que se va tomando más conciencia del problema saharaui, es que cada vez se editan más libros sobre el tema, eso es positivo para dar a conocer el conflicto y, de esta manera, concienciar al mundo en general.
Cuantas más personas sean informadas de que existe un pueblo que sufre y que tiene reconocido por la ONU su ejercicio a la libre autodeterminación, pero que no lo puede ejercer, mejor para su posible presión y resolución del conflicto.
Prof.Alberto Maestre Fuentes